‘Joint venture’ y consorcio empresarial: beneficios y oportunidades


08 julio 2022
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  • Finanzas

Instalarse en nuevos mercados, ser más eficientes o poder competir con grandes compañías para la consecución de un importante contrato. Existen muchas razones por las que dos o más empresas deciden colaborar para un proyecto común. La llegada del fondo europeo Next Generation EU está propiciando el crecimiento de los consorcios como fórmula para que las pequeñas y medianas empresas (pymes) puedan agruparse con otras entidades para llevar a cabo un determinado proyecto. En el caso de las joint venture, la posibilidad de optar a contratos y licitaciones de gran envergadura es su principal razón de ser. Ambas alternativas son factibles y representan una opción segura para cualquier pyme, si bien es fundamental desarrollar unos protocolos claros entre los socios para que la colaboración se efectúe en el mejor modo posible.

 

Ventajas de constituir un consorcio

Un consorcio consiste en una agrupación de empresas, normalmente pymes, que desean llevar a cabo una estrategia comercial de manera conjunta que permita alcanzar una dimensión mayor de lo que podrían lograr si lo hiciera cada una por separado. Es habitual que esta unión se efectúe para poder internacionalizarse, por lo que se suele llamar también consorcio de exportación.

 

Un consorcio tiene personalidad jurídica propia, de manera que se formaliza su independencia frente al interés particular que puedan tener cada uno de sus integrantes. Además, antes de su constitución, cada entidad debe demostrar que cuenta con la situación financiera apropiada y tiene que garantizar la tecnología y el know-how que aporta en el consorcio.

 

Entre otros beneficios, las empresas que se integran en un consorcio pueden:

  • Ahorrar costes, dado que todos los servicios y los gastos se comparten.
  • Obtener desgravaciones fiscales, ya que la forma jurídica más habitual para constituirlo es la de Agrupación de Interés Económico (AIE), en la que no es la AIE la que tributa por sus resultados, sino que lo hace cada socio en virtud de su cuota de participación.
  • Mitigar el riesgo de iniciar un nuevo proyecto mientras que la capacidad de llegar a más público y alcanzar notoriedad es mayor.
  • Conocer mejor el producto y el mercado al que se dirige gracias al trabajo conjunto y complementario de todos los integrantes.

 

Crear un consorcio para acceder a los fondos europeos

Los Proyecto Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) son una de las piedras angulares del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) con el que el Gobierno pretende distribuir el fondo europeo Next Generation EU. Para fomentar la colaboración público- privada en los PERTE, se prevén tres posibles estructuras:  las agrupaciones, que deben constituirse antes de llevar a cabo una solicitud aunque estén condicionadas a ser beneficiarias de una ayuda; los consorcios, que precisan de un informe favorable previo del correspondiente Comité Técnico; y las sociedades de economía mixta, que estarán formadas por una mayoría de capital público con capital privado. Para lograr el éxito en una de estas convocatorias, las empresas tienen que pensar en fórmulas de colaboración, incluso, entre competidores, aglutinando el mayor número de intereses con un enfoque integrador, que pueda ser medible y verificable más adelante.

 

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Los beneficios de crear una ‘joint venture’

Una joint venture es un acuerdo entre dos o más empresas que se alían para realizar un negocio distinto al que lleva cada una por separado. La joint venture se puede constituir como una sociedad o mediante un acuerdo contractual, aunque, en ambos casos, los asociados comparten recursos como puede ser la tecnología, los canales de distribución, las materias primas, las redes de contactos o el capital humano.

 

A diferencia de un consorcio, cada empresa sigue manteniendo su propia imagen de marca, su actividad y su independencia durante todo el periodo de vigencia de la joint venture. Además, tiene un carácter marcadamente internacional, ya que es una fórmula aceptada de manera global para entrar en el mercado de otro país, por ejemplo, a través de una licitación pública con una Administración. En cualquier caso, en el acuerdo que se redacta entre las partes se estipulan tanto los derechos y obligaciones de cada una de las empresas, como el reparto de costes y de ingresos.

 

Entre los principales beneficios de una joint venture destacan:

  • Las empresas son más competitivas y productivas que individualmente.
  • Al aportar capital y recursos, se minimizan los riesgos, aprovechando además las sinergias que surgen entre los asociados.
  • Se favorece la entrada en un nuevo mercado.
  • Existen mayores facilidades para conseguir financiación bancaria al aumentar el margen de solvencia gracias a la presencia de varias empresas.

En cualquier caso, lo más oportuno antes de decantarse por un consorcio o por una joint venture es contar con el asesoramiento de un profesional como el gestor del banco sobre qué puede convenir más a una empresa.

 

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